¿Qué sigue tras la tregua comercial de Trump con China?
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WASHINGTON — El acuerdo del presidente estadounidense Donald Trump con China para reducir temporalmente los aranceles durante 90 días ofreció al mundo un poco de alivio muy bienvenido. Sin embargo, persiste una sensación de incertidumbre y la posibilidad de que la guerra comercial ya haya producido algunos daños.
El gobierno de Trump acordó, tras conversaciones este fin de semana en Suiza, reducir sus aranceles del 145% sobre las importaciones provenientes de China al 30%. El gobierno chino optó por reducir sus impuestos de represalia a los productos de Estados Unidos del 125% al 10% mientras las partes continúan negociando.
Trump declaró que la distensión de la guerra comercial era una victoria, e indicó que pronto hablaría con el presidente chino Xi Jinping sobre cómo preservar la relación financiera entre las dos economías más grandes del mundo.
No obstante, ahora los aranceles están elevados en comparación con cuando Trump asumió el cargo, y los apresurados empeños por responder a la mezcla de amenazas y ramas de olivo de la Casa Blanca podría dejar a directores generales, inversores y consumidores inquietos y reacios a tomar riesgos.
Trump va a seguir imponiendo aranceles
La economía global no va a regresar al 19 de enero de 2025, el día antes de que Trump se convirtiera en presidente. Incluso si él modifica rutinariamente las tasas arancelarias, el mandatario de Estados Unidos y sus asesores han dejado claro que la mayoría de las importaciones serán gravadas cuando menos con aproximadamente el 10%.
La cifra del 10% ha sido el punto de partida de Trump. La aplicó a la mayoría de los países durante un período de negociación de 90 días después de que su anuncio de aranceles del “Día de la Liberación” el 2 de abril causara pánico en los mercados financieros. Mantuvo la tasa del 10% dentro del acuerdo con el Reino Unido anunciado la semana pasada. Y el nuevo arancel del 30% de Trump sobre los productos chinos incluye un 20% vinculado al papel de China en el tráfico de fentanilo y el punto de partida de 10% aplicado en otros lugares.
“Tenemos muchos acuerdos en camino”, declaró Trump el viernes. “Pero siempre tenemos un punto de partida del 10%”.
Pero el mandatario también ha insinuado que podría haber excepciones. Los aranceles sectoriales del 25% sobre automóviles, acero y aluminio siguen vigentes, y Trump enfatiza que los medicamentos también enfrentarán pronto impuestos de importación.
Trump indicó el lunes que le dijo al presidente de la Cámara de Representantes Mike Johnson, y al líder de la mayoría del Senado, John Thune, que incluyeran los ingresos por aranceles al examinar cómo financiar las reducciones que planean hacer al impuesto sobre la renta.
Ahora la realidad puede anclar las negociaciones
Taisu Zhang, profesor de derecho que estudia historia jurídica y económica comparativa en la Universidad de Yale, indicó que el caos del mes pasado probablemente no fue en vano. Ambos países estaban poniendo a prueba sus fortalezas: Trump hizo hincapié en la importancia que las empresas extranjeras daban al acceso a los consumidores de Estados Unidos, y China destacó su resistencia a un embate externo.
“En una fecha tan reciente como febrero, probablemente ambas partes albergaban suposiciones poco realistas sobre las debilidades o intenciones económicas o políticas del otro”, observó Zhang. “Para empezar, los estadounidenses tenían una percepción exagerada de su propio poder de negociación , y los chinos podrían haber tenido una percepción exagerada de su seguridad frente a la presión económica estadounidense”.
“Lo mejor que surge de este acuerdo, por lo tanto, parece ser el que ambas partes tienen un sentido más fuerte de cuál es la realidad”, expresó Zhang. En eso, agregó, aparentemente los objetivos de los dos países coinciden: China consume más y Estados Unidos fabrica más.
Al mercado de valores le encantó la noticia y podría dar forma a lo que suceda a continuación
El mundo ha visto que Trump sigue siendo cauteloso de no ponerse del lado equivocado de los mercados financieros. Cuando su anuncio inicial del 2 de abril de tasas arancelarias más altas provocó una venta masiva de acciones y un aumento en las tasas de interés sobre la deuda de Estados Unidos, dio marcha atrás al anunciar su suspensión de aranceles por 90 días para que las conversaciones pudieran proceder con naciones distintas a China.
El índice bursátil S&P 500 subió 3,3% en las operaciones del lunes, ayudando a validar la decisión del gobierno de Trump de reducir las tasas arancelarias de forma que las conversaciones pudieran proceder.
Cuidado con el efecto “látigo”
Si los aranceles del 145% de Trump provocaron que menos barcos partieran hacia puertos de Estados Unidos, la perspectiva de una tasa arancelaria ligeramente más baja podría causar una estampida de contenedores de carga a través del océano desde China. La posibilidad de menos barcos provenientes del país asiático había aumentado el riesgo de que hubiese estantes vacíos en tiendas de Estados Unidos, un fenómeno visto por última vez durante la pandemia de COVID-19, el cual llevó a un aumento de precios y frustración de los votantes.
Pero con el rápido giro hacia una tasa arancelaria más baja, ahora la carga que se encuentra en almacenes y fábricas en Asia puede ser colocada a toda prisa en los barcos, lo que causará que el precio de transportar esos bienes aumente drásticamente y producirá congestión en los puertos. “Definitivamente” va a haber un efecto látigo en el que ahora la escasez se convierte en una avalancha de nuevos suministros a medida que las empresas intentan adelantarse a la perspectiva de que vuelva a haber aranceles más altos, apuntó Michael Starr, vicepresidente de crecimiento de la empresa de logística Zencargo.
“Ahora pueden comenzar a enviar para la temporada navideña”, agregó Starr. “Van a apresurar la mayor cantidad posible de pedidos en estos 90 días. Y sí, los barcos no pueden regresar tan rápidamente a dar servicio de la forma en que sí puede hacerlo la carga”.
Hay poca o ninguna certeza sobre lo que viene
Justin Wolfers, economista de la Universidad de Michigan, enfatizó que muchas personas considerarían que las conversaciones de 90 días son algo positivo a corto plazo porque “mover los aranceles de prohibitivos y demenciales a simplemente muy altos es una buena noticia”. Pero en el transcurso de los últimos cuatro meses del gobierno de Trump, el presidente ha planteado impuestos de importación del 100% a las películas hechas en el extranjero, amenazó a Canadá y a Groenlandia con anexárselas, y ha mostrado una relativa indiferencia al posible dolor financiero provocado por sus acciones.
“Así, si uno examinara lo ocurrido en esos últimos 120 días, uno diría, por muy optimista que pueda sentirse ahora, que sería una locura sentirse optimista acerca de cualquier cosa”, señaló Wolfers.
Aún es posible que la economía de Estados Unidos sufra
Un problema para Trump es que las empresas ya han hecho planes para los aranceles del 145% que anunció anteriormente y podrían ser reacias a revisarlos hasta que se establezcan políticas permanentes.
Es posible que un mercado laboral resistente pueda soportar los golpes de los aranceles sin agrietarse mucho, de la misma forma en que sobrevivió a las alzas en las tasas ordenadas por la Reserva Federal durante el gobierno del presidente demócrata Joe Biden, con las cuales se pretendía reducir la inflación. Pero aranceles del 30% siguen siendo un costo que tendrían que absorber empresas y consumidores, y eso podría impedir que muchas compañías efectúen contrataciones y expandan sus operaciones.
“Tal vez algunas de ellas podrían vivir con el 30%, al menos por un tiempo”, indicó Kevin Rinz, investigador en el Washington Center for Equitable Growth, un organismo de investigación sin fines de lucro. “Pero en 90 días, ¿cuáles serán los aranceles con China? ¿Subirán o bajarán del 30%? Si suben, ¿cuánto?. No tengo idea, y si yo fuera una empresa que depende de las importaciones de China, eso causaría parálisis”.
Rinz, quien trabajó como economista en los gobiernos de Biden y del presidente Barack Obama, intentó desarrollar un modelo sobre cuál será el impacto en el mercado laboral basándose en la premisa de Trump de que cualquier dolor a corto plazo de los aranceles a la larga resultaría en ganancias a largo plazo. Su análisis encontró una caída en las contrataciones.
“Resulta que ese escenario se parece mucho a una recesión en los próximos años”, advirtió Rinz.
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